Una inversión consiste en el uso de bienes, usualmente monetarios, para obtener activos (como bienes duraderos, títulos en el mercado o acciones de la bolsa) que se espera aumenten de valor con el tiempo y generen ganancias, ingresos o rentas periódicas. En otras palabras, invertir implica renunciar a cierta capacidad de consumo actual a cambio de obtener un beneficio futuro, que es incierto.
También se entiende por inversión la colocación de capital en una empresa, propiedad, bien o acción, con la finalidad de obtener rendimiento de los mismos y con ello generar utilidad. Es un proceso que puede facilitar el crecimiento de un mercado y generar ganancias a quienes deciden invertir.
Es posible invertir en múltiples áreas. Desde algo inmaterial, como la educación o el arte, hasta activos financieros, como bonos, acciones y fondos de inversión.
Al hablar de ahorro nos referimos a bienes monetarios que son guardados en un lugar seguro, que puede o no generar intereses, para disponer de ellos en el futuro. Por ejemplo, guardar dinero en efectivo en un depósito o en una cuenta bancaria son formas de ahorro.
A pesar de que ambos son procesos que permiten proteger el patrimonio, la inversión es más eficaz. Al convertir el dinero líquido en bienes o acciones, se mantiene intacta la relación precio-producto (es decir, se evita que se devalúe) y existe la posibilidad de que genere ganancias a largo plazo, aunque siempre exista el riesgo de perder lo invertido.
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