La palabra amortización proviene del latín mortis, que significa muerte, y hace referencia al pago de una deuda o a la disminución del valor de un monto con el paso del tiempo, hasta que este «muere» o se paga por completo. Es una de las formas de cuantificar la pérdida de valor de un bien o una deuda.
El concepto de amortización varía dependiendo de si se trata de un activo (es decir, un bien), en cuyo caso se trata de amortización en contabilidad; o un pasivo (una deuda), refiriéndose a amortización financiera.
Los bienes que adquiere una empresa en el desarrollo de sus actividades son activos. Estos son comprados por un valor, pero con el tiempo, el uso y la obsolescencia hacen que su valor disminuya a lo largo de su vida útil. La amortización en contabilidad se encarga de reflejar periódicamente esta disminución del valor de los activos en la contabilidad de la empresa.
Esto permite que la disminución del valor de los bienes se vea reflejada progresivamente en los reportes anuales, y puede calcularse por dos métodos, principalmente: el método lineal y el decreciente. Para entender mejor este concepto es necesario tomar en cuenta tres elementos:
La amortización de activos permite calcular cuánto disminuye el valor de un bien con cada año que pasa conociendo estos tres conceptos.
En el caso de la amortización financiera, esta consiste en la devolución de un préstamo o el pago de una deuda en un periodo de tiempo determinado. Así, por ejemplo, con cada cuota que se paga de un crédito, se amortiza parte de la deuda.
Existen tres sistemas para poder calcular la amortización de pasivos: el sistema francés, el sistema alemán y el sistema americano.
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